dilluns, 22 de febrer del 2010

dia de la mujer trabajadora


Resulta contradictorio que la ideología causante de todas las trabas y dificultades que padece hoy por hoy la mujer trabajadora sea la que monopolice celebraciones y discursos.

El Feminismo no aspira a la liberación de la mujer, en sentido estricto. Nunca lo ha hecho, en absoluto. Lo que pretende en todo caso es la imposición de un nuevo modelo de sociedad a través de mandatos coactivos que resarzan, de alguna manera, la supuesta marginación injustificable sufrida por esa media humanidad de sexo femenino. Para conseguirlo ignoran por completo la evolución institucional, el cambio social, el acomodo inevitable del ser humano y su desarrollo cultural a las circunstancias particulares de cada momento histórico. Las mujeres no han sido “discriminadas”, ni arbitrariamente relegadas a un segundo o tercer plano. No ha existido en sí misma ninguna voluntad definida que haya constituido institucionalmente un orden social basado en la opresión de la mujer. Esta generalización no impide que podamos advertir elementos que llegado un momento puedan considerarse abiertamente fundamentalistas en algún sentido, o peor, que desde nuestra perspectiva occidental se nos antojen como auténticas barreras institucionales que impiden a grupos humanos concretos mejorar su coordinación e incrementar la complejidad de su orden social.

Este post no pretende ser una divagación sobre un tema tan difícil, pero sí una denuncia contra el feminismo. Por desgracia pocos movimientos de esta clase han asumido con la suficiente lucidez la causa básica de la paulatina liberación del individuo. Han sido el libre mercado y la propiedad plural (privada), junto con otras instituciones morales y jurídicas, los únicos que han sido capaces de favorecer la liberación individual en todos los sentidos. Analizar la historia desde una perspectiva clasista o colectivista resulta absurdo. El individuo, hombre o mujer, con un credo u otro, de una raza o nacionalidad concreta, ha logrado el mayor reconocimiento de su dignidad e integridad, incorporándose plenamente en la consideración social como sujeto dotado de plena personalidad y capacidad jurídicas, nunca gracias al socialismo, sino a la libertad, entendida como ausencia de coacción. Parece de cajón semejante idea: el socialismo se caracteriza por tratar de organizar la sociedad a través de coacción sistemática e institucionalizada sobre el libre albedrío del Hombre.

El Feminismo no solo hace una lectura sesgada, ridícula, tendenciosa y poco científica del papel de la mujer en el orden social desde que el Hombre es Hombre. Es que además se propone emprender cambios y reformas siempre orientados por un ciego frentismo del que son incapaces de advertir que el auténtico enemigo de la liberación de la mujer rige por completo su ideología totalitaria.

La mujer no ha logrado la equiparación del reconocimiento social con traducción moral y jurídica respecto al hombre gracias a revoluciones políticas o movimientos de “clase”. Los cambios previos, irresistibles, han impulsado a muchos y muchas a la defensa de la igualdad civil, pero, como siempre ha sucedido en estos procesos de transformación social, la realidad económica es requisito ineludible. Nuestra libertad individual es causa y consecuencia directa del desarrollo del libre mercado y el respeto y definición de la propiedad privada. Causa por sin ellas no ha lugar a la coordinación y el ajuste necesarios para pasar de la sociedad tribal a la Gran Sociedad, o sociedad extensa. Consecuencia porque dentro de un proceso dinámico la tendencia hace que un retazo de libertad requiera mayores dosis, que ese incremento genere una nueva situación que a su vez permita una más intensa liberación individual…

La izquierda pretende monopolizar la legítima defensa de la plena igualdad civil entre hombres y mujeres. Lo hace con eslóganes viejos, del pasado, pero vivos en su capacidad de distorsionar emociones y embaucar la debilidad intelectual que por otro lado tratan de alimentar como estrategia para permanecer por siempre en el poder. Un Ministerio de Igualdad que es en realidad un agente activo de discriminación, y ahora, con el tema del aborto, una excusa para edulcorar la decisión de hacer un poco más irresponsable a la gente a través de la banalización del embarazo y la cosificación del ser humano en formación (desde la misma concepción…).

La Igualdad civil es muy sencilla de alcanzar: basta con no hacer, con no coaccionar, con eliminar las normas que impiden a determinados tipos humanos acceder a esta o aquella actividad, reconocer esferas de libertad a todos y no convertir en Derecho lo que debe ser moral, y por tanto, reglas de cumplimiento voluntario. No hace falta que una analfabeta funcional encabece un costoso ministerio, a no ser que sus funciones sean propagandísticas, o peor, se pretenda “transformar la sociedad” a golpe de mandato.

Deberían todas estas y estos socialistas que hoy restriegan el día de la mujer trabajadora apreciar que barreras hacen que hoy las mujeres tengan socialmente mayores perjuicios que los hombres en su incorporación al mundo laboral o profesional. Quizá un paro estructural consecuencia de la regulación del mercado laboral, el sistema de seguridad social y demás ejemplos de intervención, tengan algo que ver. Si el trabajo no es una mercancía escasa en todo sector, si el empresario es incapaz, dadas las trabas de la intervención, de generar la actividad suficiente para conseguirlo, la mujer, por razones biológicas obvias (s es que quisiera ser madre de forma natural), encontrará inevitablemente un obstáculo en sus expectativas laborales. Todas las medidas paliativas, de ayuda a la maternidad y demás “conquistas sociales” en este sentido, no hacen sino crear una situación de ficticia protección que en realidad redunda en más problemas para las mujeres. Es un tema complejo que merece otro post, para no alargar este indefinidamente, pero decir que el socialismo es el causante de todos los males que dice combatir, es la afirmación más cierta que uno puede hacer.

dilluns, 18 de gener del 2010

dilluns, 14 de desembre del 2009

AGORA

Hypatia: mujer egipcia, adelantada en sus teorias sobre astronomia (olvidada en la historia) profesora en la gran biblioteca de Constantinopla, que fue quemada y saqueada por los que entonces eran seguidores de Cristo , no respetaron a las otras creecias que vivian cordialmente en Egipto , fue una inquisicion. Increible los cristianos , el fanatismo religioso la ignorancia les llevo a la catastrofe total destrozaron todo lo que tenia relacion con la cultura.Ella ; Hypatia junto a su padre , que le desperto el interes en el estudio de los astros y el movimiento de la tierra alrrededor del sol.... ( todavia hay estudios de ella que son actuales) Nunca quiso tener amores LOS SACRIFICO solo queria dedicarse al estudio y dar clases a sus alumnos ......

dilluns, 23 de novembre del 2009


dones de la ciencia

Anochecía en el viejo y destartalado cobertizo de la escuela femenina en donde Marie explicaba física. Aquel laboratorio había sido el lugar de trabajo de la joven pareja de científicos Pierre y Marie Curie durante varios años. Allí habían transformado pacientemente una tonelada de ganga de las minas del valle de San Joaquín, en Bohemia, mediante un rudimentario pero sistemático proceso de depuración las rocas negruzcas de pechblenda para obtener apenas unos gramos de unas desconocidas y mágicas sales de uranio cuyas radiaciones invadían la oscuridad del rincón en donde reposaban cuidadosamente guardas en un tarro de cristal, haciéndose notar mucho mas a medida que la luz del día se marchaba.

Corría el año 1902 y en aquel abandonado lugar se acababa de manifestar uno de

los mas maravillosos secretos que hasta entonces la ciencia había mantenido oculto: La radioactividad.

Marie Skolodowska nació en Varsovia el 7 de noviembre de 1867. El dominio de la Rusia zarista sobre Polonia y la rancia tradición de una sociedad machista suponían una enorme barrera para la mente y la imaginación de aquella joven de talle menudo y vivaracha mirada. Su padre, profesor de física, apenas podía costear sus libros con su sueldo que terminó perdiendo por motivos políticos, y la única solución que Marie encontró para continuar sus estudios de química fue marcharse a Francia en donde se matriculó en la Sorbona y allí, en sus aulas, mirada como un “bicho raro”, atendió con todo su interés y toda su inteligencia las clases de los reputados catedráticos de la prestigiosa institución. Apenas alimentada y viviendo en una destartalada buhardilla. Pero a pesar de todo acabó siendo la numero uno de su clase licenciándose en ciencias físicas y matemáticas.

En 1894 conoció a un joven y afamado científico francés llamado Pierre Curie. Se enamoraron y se casarón en 1895, cuando Marie estaba terminando el doctorado.

En aquella época, en las postrimerías del siglo XIX el conocimiento científico estaba en pleno desarrollo, el gran edificio de las ciencias físicas y la química estaba siendo construido. Desde la experimentación y la observación de los fenómenos se empezaba a desarrollar el amplio campo del conocimiento de los materiales, las radiaciones, la piezoelectricidad, la corriente eléctrica y su relación con los campos magnéticos. Roentgen había descubierto los rayos X y Becquerel había descubierto que la radiación de los compuestos de uranio era registrada por el electroscopio. Por cierto que el electroscopio había sido recientemente inventado por Pierre Curie y su hermano Jacques.

Los esposos Curie después de aplicar minuciosos procesos de depuración de las sales de uranio descubrieron otro nuevo mineral cuyas radiaciones eran hasta 400 veces mayor que las de este, nació en aquel momento un nuevo elemento en la tabla periódica al que Marie Curie bautizó con el nombre de polonio en honor, ironías de la vida, a su Polonia natal, de la que tuvo que salir para llegar a ser con toda seguridad la primera gran mujer científico de la historia. Al polonio le siguió el radio.

Pierre experimenta los efectos del radio sobre su piel. Quemaduras y a continuación heridas. Pronto se comienza a utilizar el radio como tratamiento de los tumores malignos. Nace la «curieterapia». Los ojos del mundo estaban puestos en los esposos Curie, y honores de todas clases comenzaron a llegar hasta el cobertizo que había abrigado silenciosamente y durante tantos años su paciente labor. Empero, Pierre Curie y su mujer eran gentes simples y modestas. El rehusó la Legión de Honor, y hubieron de hacerse esfuerzos para que aceptara en la Sorbona el lugar a que era acreedor. "Pedí, decía, un laboratorio y me ofrecen una cátedra".

En 1903 Marie Curie presentó su tesis doctoral. Era un maravilloso trabajo sobre la radioactividad. Era el justo y merecido premio a su tesón y a su capacidad de trabajo. Había desgranado pacientemente varias toneladas de mineral de pechblenda.

En aquel mismo glorioso año de 1903 los esposos Curie fueron premiados junto con Henri Becquerel con el premio Nóbel de Física por sus estudios de las radiaciones del uranio. Marie Curie después ocho años mas tarde, en 1911 recibió el Nóbel de Química por el descubrimiento del polonio y el radio.

Cuando Marie recogía su segundo premio Pierre Curie ya había muerto trágicamente en 1906 arrollado por un coche de caballos. Marie debió sentirse profundamente triste recibiendo su segundo premio. Cuentan que aquel matrimonio de científicos fue, mientras estuvieron juntos, un modelo de pareja feliz, entregados a su trabajo y a la educación de sus dos hijas, Irène y Eve. La primera seguiría los pasos de sus padres y recibió el Premio Nóbel de Química. La segunda fue periodista y escribió una biografía sobre su madre.

Marie ocupo en la universidad el lugar de su esposo impartiendo clases en la cátedra de física, hasta entonces solo ocupada por hombres. La universidad en aquella época no supo o no pudo tratarla con el merecimiento con el que se había acreditado. Las viejas glorias de la universidad, celosos porque una mujer les hacia tambalear en sus viejas cátedras no le concedieron (por un voto) ser miembro de la Augusta Academia Francesa de las Ciencias.

En la primera Guerra Mundial, ayudada por su hija Irene, que ya tenía 18 años, colaboró con los aliados instruyéndolos en el manejo de equipos de rayos X. Después de la guerra, se dedicó a crear un moderno laboratorio, en memoria de Pierre. El laboratorio se convertiría, posteriormente, en el Instituto del Radio, un centro internacional para el estudio de la radiactividad ubicado en París.

Sus habilidades ya eran de renombre internacional, por lo que viajó con sus hijas, por todo el mundo, para dar conferencias sobre el radio. En Estados Unidos fue presentada con grandes honores. Por la misma época fue nombrada miembro de la Comisión Internacional para la Cooperación Intelectual, por la Liga de las Naciones. A pesar de tener la oportunidad de cosechar éxitos mundanos siempre lucho por su propia intimidad y por su amor y entrega a la ciencia.

Murió el día 4 de julio de de 1934 en Alta Saboya, a los 66 años de edad aquejada de leucemia. Sus manos y su cuerpo fueron el tributo a este arriesgado trabajo en aquel laboratorio desvencijado. La radiación terminó causando estragos en ella y fue el cáncer el que la arrebató de este mundo, fue enterrada en el mismo panteón que su querido esposo Pierre en el cementerio de Sceaux.

Asistieron a su sepelio únicamente su familia y unos pocos amigos, si bien no lejos de allí al otro lado de la verja del cementerio se agolpaba un ruidoso grupo de periodistas a los que alguien mandó callar, haciéndose eco de lo que la gran mujer que fue Marie Curie siempre deseó: la soledad de su laboratorio y la sencillez de una vida dedicada la ciencia, lejos de los mundanales halagos y de las pasajeras lisonjas de salón. Sus últimas palabras, a punto de espirar junto a su segunda hija Eve, fueron “Quiero que me dejen en paz”. Así se despedía de este mundo una mujer que nunca tuvo fácil la conquista del conocimiento ni tan siquiera el reconocimiento de sus colegas, todos hombres, que por los convencionalismos de la época siempre la miraran con cierto reparo.

dilluns, 16 de novembre del 2009